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Mostrando entradas de abril, 2019

Amargos días de lluvia

Los días de lluvia me recuerdan a todo aquello que dijimos que haríamos, para que luego digan que lo de que “ las palabras se las lleva el viento” es un mito. Un mito es que te quedes para siempre en algún sitio, o al lado de alguien, porque ni siquiera nosotros somos para siempre. La carretera está mojada, me acuerdo cuando sacabas la cabeza por la ventana para ver si llovía, y tardabas 5 décadas prácticamente, para acabar poniéndote un simple chándal, pero como dice mi amigo Sote “ si estás guapa en chándal, rollito Rosalía” no había nada que se te resistiera, ni siquiera los amargos días de lluvia, que , contigo, sólo eran días de lluvia.  Alba T. Larralde

A ti, sí, he dicho a ti

A ti, que has dejado de creer, pero conservas en el cajón de los recuerdos el comodín de la esperanza. A ti, que, aunque a veces te apetezca más o menos hacer algo, siempre eres fiel a los tuyos. A ti, que fiesta es tu apellido y estás en todas regalando sonrisas. A ti, que no te has rendido, después de todo lo que te han roto el corazón, como si fuera un Lego. Que ya casi ni las canciones de Vetusta pueden reconstruirte. Que tus manías son la magia que te hace especial, no dejes que nadie te diga lo contrario. A ti, que eres el potas del grupo, siempre te tienen que llevar a casa porque no sabes ni decir tu nombre completo. A ti, que te miras al espejo con una prenda que resalta tus fascinantes y apoteósicas curvas y no te lo crees. Infinito es el amor que te regalan y no lo ves, claro, por supuesto, A ti. Alba T. Larralde

Sin nada pero teniéndolo todo

Y paseando por el suelo mojado, con los pies fríos de salir de cama, mientras el cortante frío de Galicia me intentaba aclarar las ideas, me di cuenta, pero seguí caminando, en ningún momento me paré, porque de eso se trata, de seguir caminando, cambiar de dirección no es un error, tampoco es el problema. La solución es nunca parar, que la culpa no la tienen ni Sara ni Olalla, tampoco tu colega Jorge ni tu gran amigo Andrés, y mucho menos tú querida madre. No es culpa de nadie, simplemente necesitas el cambio, ¿ cuántos cambios necesitamos en la vida ? ¿ uno sólo? No hay una ecuación exacta. Me pregunto que a qué edad se dejan de cometer errores y cagadas. Deja de llover y un rayo de sol me da en la cara, todo el cielo está gris pero él lucha por salir, me siento sin nada, pero en realidad lo tengo todo.  Alba T. Larralde