El pasaje
Tan estirada, tan misteriosa y tan fan de lo vintage, ahí estás, una mañana más, acompañada de un café con leche cargado y un vaso con hielo. Los babosos de la mesa cuatro, no dejan de mirarte, pero tú, no muestras ni el más mínimo interés, eres inteligente. Sonríes de vez en cuando, mientras lees una novela, esa novela que ya te has leído mil veces , pero, no quieres deshacerte de ella, porque te hace reír. Soy la chica que está justo en la mesa de enfrente, ojalá no me pilles mirándote, me pondría roja, y, me daría miedo lo que pudieras pensar, siempre tenemos tendencia con ese miedo... Muestras una mirada firme, esa que dice que, tienes muy claro lo que quieres y quién eres, fascinante. No me quiero poner nerviosa, pero, te dispones a cerrar el libro para irte, mi corazón, va tan rápido como cuando vas por el quinto chupito de Thunder, y ahí, en ese justo instante, levantas la mirada, esa tan segura que llevas puesta, y, lentamente, me regalas una sonrisa sincera y cálida, te predispones a irte. Hasta pronto, chica misteriosa de los domingos con resaca.
Siempre que estoy en este bar, sueño con historias bonitas, me trasmite calma, mientras le envío fotos a mis amigos y piensan que estoy en el Ikea, Pontevedra está lleno de lugares con Magia, llenémoslos cuando todo esto acabe.
Alba T. Larralde
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